La piel habla sin palabras, tiene un lenguaje propio que se expresa a través de reacciones muy diversas, desde pequeñas rojeces a irritaciones en zonas críticas o picores intensos y eccemas repentinos.
A pesar de que en muchas ocasiones los síntomas coinciden, no siempre significan lo mismo.
El dermatólogo Santiago Vidal Asensi, Jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Central de la Defensa en Madrid, España, nos ayuda a interpretar un lenguaje muy relacionado con el estilo de vida y que nos afecta desde el nacimiento.
1. ¿Qué diferencias existen entre una piel atópica, una sensible y una reactiva?
La piel sensible (PS) es un término acuñado hace 50 años, pero que está de plena actualidad. Consiste en una sensación de malestar facial que se puede manifestar como ardor, picor, o escozor. En general es más frecuente en mujeres jóvenes, y mejora con la edad. En la literatura médica se pueden emplear también los términos “piel intolerante”, “piel hiperexcitable” y “piel reactiva”, pero la denominación de sensible, en sus diferentes formas, es el más aceptado. En este sentido, es muy frecuente confundir la piel intolerante y reactiva con la alergia a cosméticos, que es distinta, ya que suele mejorar drásticamente al retirar el producto causante.
2. ¿Todas las pieles sensibles son iguales?
No. Se distinguen tres tipos principales de PS. La piel sensible a cosméticos o productos faciales es la más frecuente, afectando a un 25% de mujeres. Lo más característico es que las molestias aparecen poco después de aplicarse el cosmético. Alrededor de un 15 a 20% de mujeres tienen la llamada piel sensible a factores ambientales, y les molesta el cutis sobre todo cuando hay viento o frío o con los cambios bruscos de temperatura. Por último, está la piel sensible severa, que es el grado más extremo de reactividad. La piel reacciona a todo tipo de factores externos, como cosméticos, laborales, medioambientales, como la contaminación, y también a factores internos tales como cansancio o estrés. La piel puede llegar a entrar en crisis y no tolerar ningún producto por suave que sea.
3. ¿Es cierto que cada vez hay más problemas de pieles sensibles?
Sí. En los últimos años, cada vez hay más personas que declaran tener una epidermis frágil y sensible, por lo que se ha convertido en un fenómeno de extensión mundial, sobre todo en las sociedades occidentales y, curiosamente, más avanzadas. Son muchos los estudios científicos han evaluado la importancia de la PS en diferentes países, encontrando un porcentaje semejante de individuos afectados en Europa, Estados Unidos y Japón. Aproximadamente, un 50% de mujeres y un 30% de hombres la padecen en estas regiones. En Europa otro estudio acercaba al 40% la prevalencia, mientras que en estudios centrados en España se encontraba que un 35% de mujeres y un 30% de hombres padecían PS.
4. ¿Atopia y sensibilidad es lo mismo?
No. La piel atópica o dermatitis atópica (DA) es otro diagnóstico, ya que supone la afectación de la piel por una enfermedad inflamatoria crónica, en pacientes que suelen presentar una predisposición genética. Aunque pueda tener mucha relación con enfermedades alérgicas, como la rinitis primaveral por alergia a pólenes, el asma por alergia a ácaros o epitelio de animales, la DA no parece ser en sí una enfermedad alérgica de la piel.
5. ¿Con una piel atópica se nace o se adquiere con la edad?
Los atópicos heredan en sus genes la predisposición a padecer la enfermedad, pero como en tantas otras cosas de la vida, dependiendo del ambiente en dónde se críe el niño, desarrollará o no el padecimiento y a su vez éste tendrá mejor o peor evolución.
¿Un ejemplo de cómo interviene el ambiente para que se exprese o no?
Una publicación dermatológica reciente desaconseja esterilizar el chupete de los bebés, ya que se ha comprobado que si se limpia con agua del grifo y se introduce en la boca de los padres antes de dárselo al niño, –un gesto que se ha realizado toda la vida, pero que hemos descartado por higiene– hay una menor incidencia de la dermatitis atópica, probablemente por la transferencia de flora intestinal de los padres sanos al intestino de los niños.
6. ¿A qué cree que se debe el aumento de las pieles “sensibles y atópicas” en la última década?….¿No será que nos “lavamos demasiado”?
Es un hecho el aumento paulatino de la prevalencia de la Dermatitis atópica (DA) en los países occidentales –prevalencia: porcentaje de pacientes con una enfermedad por número de habitantes en una población–.
Hay diferentes estimaciones, que van desde el 1-2% en países orientales con bajo nivel de desarrollo hasta el 15-20% de las naciones más avanzadas, como Suecia o Japón.
En Europa, los países mediterráneos tenemos tasas inferiores que los centroeuropeos o nórdicos. Pero, como les argumento a mis pacientes en la consulta: la DA no parece tener una solución fácil cuando es uno de los principales problemas de salud infantil en los países más avanzados del mundo.
La teoría de la higiene excesiva, y su alteración del “manto protector” se ha introducido en el debate científico en los últimos años. Parece tener relación con los desequilibrios en el microbioma cutáneo, que son los gérmenes que habitan en nuestra piel, que a su vez están condicionados por el adecuado mantenimiento de la estructura de nuestra epidermis. En relación a lo anterior, también está avalado por varias publicaciones dermatológicas que los niños criados en granjas tienen menos atopia que los que viven en ciudades, lo que parece apoyar la mayor prevalencia de la DA en las sociedades desarrolladas.
7. ¿Cuáles son, a su juicio, los principios activos naturales que mejor cuidan una piel atópica? ¿y una reactiva? (Jabones, limpiadores, etc. )
En general, aquí se puede aplicar el principio de “menos es más”. Tanto las pieles sensibles como las atópicas necesitan en general de pocos productos, de gran calidad, elaborados a base de pocos pero cuidadosamente seleccionados principios activos, con los mínimos conservantes posibles. Su inocuidad debe ser contrastada en cultivos celulares, test in vivo, y su eficacia probada, idealmente, en estudios doble ciego aleatorizados.
8. ¿Los enemigos de una piel sensible o reactiva son los mismos que los de una atópica?
A pesar de que la piel atópica tiene un componente genético importante, mientras que la reactiva o hipersensible está relacionada con las agresiones externas, incluso cosméticas, se puede calificar el estilo de vida actual urbano y occidental como un hábitat muy agresivo para el atópico, pero también es un buen caldo de cultivo para generar pieles reactivas y sensibles.
La excesiva higiene, duchas largas, con agua muy caliente, demasiado detergente industrial, geles de baño agresivos, exposición al cloro de las piscinas, la contaminación ambiental…; así como las calefacciones muy elevadas (a más de 21 grados centígrados) o el aire acondicionado, por debajo de esa temperatura, también son dos grandes enemigos, ya que ambos reducen la humedad ambiental y repercuten en una mayor sequedad e irritabilidad cutánea, provocando lo que se conoce como “choque térmico”, que somete a la piel a un estrés permanente al hacerla pasar de un ambiente frío a otro caliente sin darle tiempo para adaptarse a la temperatura (un tiempo que ronda los 15 minutos).
9. ¿Qué clima es el más benévolo para calmar una piel atópica?
El clima marino templado tiene un efecto balsámico sobre los atópicos que viven en el interior, en climas más secos. Hay que tener en cuenta también factores como el estrés constante que impregna nuestra sociedad y que no parece que beneficie a los atópicos. De hecho hay estudios con pacientes atópicos que se rascaban más al ver una película violenta y se calmaban al proyectarles un documental sobre animales.
El sol, de forma moderada, alivia la inflamación cutánea, pero también es razonable pensar que las vacaciones son una época más relajada en general, y esto influye positivamente. Eso sí, la piel atópica o reactiva, siempre debe recibir los rayos UV protegida con un fotoprotector adecuado a su sensibilidad, libre de sustancias químicas que puedan irritarlas en vez de defenderlas.
10. ¿ Y cuáles le perjudican?
Los atópicos, al igual que las pieles sensibles y reactivas, tienen recaídas en invierno, relacionadas con la baja humedad ambiental que tenemos en nuestras viviendas y lugares de estudio o de trabajo a causa de la calefacción. El invierno viene también acompañado de menos vida al aire libre y de épocas de mayor carga laboral en general. El cambio climático no parece ayudar en este sentido, ya que las temporadas de sequía son cada vez mayores.
11. Ingredientes naturales….¿Son siempre beneficiosos para tratar este tipo de pieles?
Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las alergias lo son a productos naturales, como los pólenes, los epitelios de los animales, los frutos secos…Por lo tanto el que un producto sea de origen natural no le da automáticamente el marchamo de “seguro”. Sí que es cierto que de forma lenta pero imparable, se incorporan productos para pieles sensibles, como por ejemplo la Caléndula, o la Camomila matricaria, que tienen suaves propiedades calmantes y son muy apreciadas por los pacientes. También productos a base de aceites de oliva de extracción especial son muy interesantes en atópicos. Otras firmas eligen elaborar dermocosméticos sin conservantes, estériles, con muy pocos componentes, que nos dan mucha seguridad a los dermatólogos.
12. ¿Puede una crema sanar una piel atópica?
Tratar una piel atópica para un dermatólogo es algo así como entrevistar una estrella para un periodista: nunca puedes estar seguro de cómo te va a salir. Una crema sola no sana a un atópico, pero, ante las reticencias de épocas pasadas en las que no se apreciaban las cremas, estudios recientes indican que el uso de los emolientes es un pilar básico en tratamiento de las dermatitis atópicas.
La combinación de medicamentos, a veces potentes y en periodos cortos, con un adecuado concurso de productos para el baño y la posterior hidratación, hacen que la receta acabe dando el resultado buscado: el alivio de los síntomas de la dermatitis atópica. Muchas veces debe implicarse toda la familia, ya que el cuidado debe mantenerse en el tiempo, durante meses o años, hasta que la dermatitis se apacigüe.
13. ¿Qué tiene que decir la nutricosmética en este campo? ¿Es eficaz?
Los estudios observan pocas evidencias en el campo de la nutricosmética y la dermatitis atópica, salvo en algún caso aislado, como un aceite de oliva patentado y poco más. Los productos dermocosméticos de prescripción son bastante eficaces y seguros, porque poseen detrás importantes grupos investigadores que los avalan, y además tienen personal médico y farmacéutico a disposición de los dermatólogos para resolver dudas e incidencias en los tratamientos.
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Si estás embarazada, recuerda que el parto natural protege contra la atopia.
“Hay una teoría que defiende que una mayor diversidad en el microbioma, es decir la flora microbiana que recubre nuestra piel se relaciona con una menor tendencia de inflamación, una barrera mas eficaz,…o lo que es lo mismo, que protege de padecer DA, confirma Raúl de Lucas jefe de sección de dermatología pediátrica del madrileño hospital de la Paz. Los niños que nacen por cesárea, continúa, tienen un microbioma menos diverso que los que recorren el canal vaginal (en éstos, las bacterias de la vagina materna colonizan la piel y mucosas del bebé protegiéndolos) y por tanto son más susceptibles a este fallo de la barrera que define o pone ene marcha la DA”.
Pero hay más, según un estudio de 2014 realizado por varios médicos del Instituto Mexicano de Seguro Social sobre un total de 300 partos en dos grandes hospitales, los niños nacidos por cesárea tienen un 5,7% más de posibilidades de presentar problemas de estreñimiento, dermatitis atópicas y alergias respiratorias.
ABC de cómo prevenir y tratar el brote atópico…(válido para las pieles irritadas, hipersensibilizadas y reactivas)
• Baños o duchas a 33º C máximo, para no aumentar la vasodilatación, con una duración que no supere los 10 minutos.
• Limpiar la piel sin frotar, con las manos y mejor fórmulas oleosas que contribuyen a la regeneración cutánea. El aclarado debe ser impecable y el secado ultrasuave, dando ligeros golpecitos con la toalla, nunca frotando.
• Cortar la uñas regularmente y muy al ras, para evitar lesiones en caso de rascado.
• Ventilar la casa regularmente, para favorecer un entorno lo más sano posible y a una temperatura que ni por debajo de los 18ºC ni por encima de los 24º. Hay que tener especial cuidado con los ácaros, el polvo y el tabaco.
• Vestir con prendas amplias de algodón, ni de lana ni de materiales sintéticos.
• Lavar la ropa con detergentes hipoalergénicos y sin suavizante.
• Evitar la exposición directa al sol entre las 11 y las 16 horas (solares), y absolutamente prohibidas en a los menores de 3 años. Para todos, un fotoprotector con un índice de 50 SPF y formulados para pieles atópicas
• Tomar siempre los baños de mar o la piscina con una capa impermeable de crema barrera, para aislar la piel de la sal y el cloro, agresivos e irritantes para los atópicos.
• Realizar algún tipo de actividad que induzca al relax, para paliar el estrés y la necesidad de rascado.
Fuente: VOGUE
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¡Nos leemos pronto!
Abrazo grande.
Da Naturaleza